sábado, 2 de junio de 2012

Suele ser...


Fuera de su mundo siempre ha existido ese mundo, dentro del suyo siempre el miedo al externo. Hay momentos perfectos en los que las puertas se abren solas, por las ventanas entra la luz... y luego rechinan para avisar que el espectáculo no es gratuito. Alguien diría que sin conexión nada toma sentido, pero la falta de unión justificaría mil pensamientos.  

Obligado aquel mundo a fusionarse con el que le rodea, tiende a refugiarse en el umbral, como si aquello le sirviera de mucho. Busca, mira y piensa ... ¿hay forma de que no ocurriera?, ¿hay motivo para que así no fuera?

Suena a temor, huele a resistencia, sabe a resignación, tiene la clara textura de la tela sin pintar y lo aburrido de un atardecer sin sol. Le sofoca la soledad, le tranquiliza el tiempo del que dispone, le duelen los ojos al ver vacíos, le duele el alma... al ver vacíos. Se resigna, grita, se resigna... calla, se resigna... se resigna. 

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